sábado, 28 de agosto de 2010

EL GUADALQUIVIR PASA POR RUSIA

Quisiera decir unas palabras sobre el río Guadalquivir a su paso por Rusia. No crean que me he vuelto loco. Esto es lo que afirmaba una concursante de un programa llamado "Las joyas de la corona" en todo un alarde de saber geográfico.

Cada vez es más habitual, desde hace ya un cierto tiempo, que los conocimientos básicos, aprendidos y aprehendidos en la formación básica, no sean asimilados ni por la gente de a pie ni por aquellos que hacen gala de sus aportaciones culturales en los medios de comunicación. Toda una retahíla de concursantes de "realitys" varios, colaboradores de programas del corazón e incluso periodistas de cierta reputación, demuestran, día a día, su ínfimo nivel cultural.

¿Es qué estamos apostando por el desconocimiento total y absoluto como una moda de cara a las nuevas generaciones?. ¿Por qué se plantea últimamente esa horrible sentencia de "para qué voy a estudiar si no hay trabajo"?.

Señoras y señores y sobretodo, padres y madres que educáis a vuestros hijos, el saber no ocupa lugar. No les inculquéis valores fatalistas ni acomodaticios, donde el esfuerzo y el espíritu de superación no existen. Nunca aceptéis de un niño que os diga "yo quiero ser de mayor concursante de Gran Hermano" porque eso es terrible.

¿A dónde vamos a llegar?. Apaguemos ya la televisión y solo usémosla para estar informados, para ver documentales y clásicos del cine, áreas de entretenimiento de las cuales la gente huye o ignora en detrimento de "sálvames", "diarios" y "decs" que se convierten en los programas de mayor "share" semana a semana.

Volvamos ya a aquel momento cultural de los años 60 a los 80, donde todos queríamos tener una carrera, donde la mujer apostaba por su identidad y su libertad y donde la gente discutía abiertamente de todos los temas sin miedo a credos o tendencias políticas. En un momento en que la televisión era una forma más de entretenimiento secundario.

Abandonemos las fantasías preclaras y artificiales de los juegos de ordenador y apostemos por la imaginación forjada a golpe de libro. Aparquemos la banalidad de los programas de cotilleo vecinal para sumergirnos en debates y documentales informativos que nos harán conocer el mundo que nos rodea con autenticidad y rigor. Y sobretodo, que las generaciones futuras aboguen por la cultura porque sino el mundo acabará autodestruyéndose debido al desconocimiento y a la barbarie.

lunes, 23 de agosto de 2010

UN MINARETE EN LA ZONA CERO

Quisiera decir unas palabras sobre la posible construcción de una mezquita musulmana en pleno corazón de la denominada "zona cero" de Nueva York. No es necesario recordar el salvaje atentado terrorista acaecido el 11 de Septiembre de 2001 sobre las Torres Gemelas porque todos lo tenemos grabado a fuego en nuestras retinas, pero sí es imprescindible hacer memoria sobre el lugar donde acontecieron los hechos y como no, sobre quienes fueron los encargados de ejecutar semejante carnicería.

La rama ultraconservadora musulmana yihaidista de Al-Qaida fue la encargada de perpetrar este atentado terrorista con la ayuda de 19 de sus miembros. Un atentado contra la política de Bush que pagaron miles de ciudadanos estadounidenses que aquel día, como otro cualquiera, iban a ganarse el pan. Los fanatismos, y menos los religiosos, nunca han sido la solución para arreglar la situación social y política de un país. Si cierta facción islamista odiaba al presidente norteamericano, ¿por qué no lo mataron directamente a él?. ¿No predican ellos la famosa máxima del "ojo por ojo, diente por diente"?. Pues que se intercambien en su profundo odio los magnicidios de sus jefes de estado y dejen en paz al ciudadano que no quiere jugar a la guerra.

Cuando falta tan solo un año para que se cumplan 10 años de aquella barbarie, y cuando faltan 6 para la finalización de los nuevos edificios que se erigirán en tan emblemático espacio urbano, ha saltado a la palestra la noticia de la petición de la comunidad musulmana (2,5 millones en USA) para construir una mezquita, eso sí, sin decoración y arquitectura de reminiscencia islámica, en pleno corazón de la zona cero. Nunca dejarán de sorprenderme las "libertades" del denominado país de las oportunidades y ese "american way of life" obsoleto y carrinclón que tanto predican.

Me parece de un mal gusto tremendo, de una falta de respeto superlativo y de un poco tacto por las familias de los muertos del 11-S, colocarles, en un lugar donde aún colocan flores y lloran la memoria de sus injustos fallecidos, un espacio de culto musulmán. ¿No hay suficientes edificios o solares en todo Nueva York para construir una mezquita?. Quizás me tachéis de antiárabe o racista, pero por un segundo, hagámonos una idea de lo que pasaría en este país si nos pusieran una "masyid" (mezquita en árabe) al lado mismo de la estación de Atocha o del Pozo del Tío Raimundo de Madrid. Que tampoco hemos de olvidar nuestro 11-M y a nuestros muertos, porque en estos centros de culto es de donde han surgido gran parte de los terroristas islámicos. ¿Os imagináis una iglesia cristiana en pleno zoco de Rabat o de Kabul?. ¿Qué derechos exigen aquellos que son integristas con sus mujeres y con su ideología en su país de origen?

Para evitar susceptibilidades, aboguemos por la diversidad de culto, como por la diversidad racial en un mundo globalizado. Pero si alguna de las medidas de defensa terrorista que utilizan los brazos religiosos o políticos de estas organizaciones plantean algún tipo de duda, por pequeña que esta sea, hay que erradicarla con la acción policial y ciudadana. Y si el urbanita de a pie, en una proporción de 2 de cada 3 estadounidenses, le molesta esa mezquita en ese lugar concreto, pues se contruye en otro punto, porque el pueblo es soberano y en materia de injusticias, éste se convierte en el rey absoluto.

viernes, 20 de agosto de 2010

LA NATURALIDAD DE LA BANDERA ESPAÑOLA

Quisiera decir unas palabras sobre una cuestión, quizás banal para gran parte de la población de la península ibérica, pero importante para aquellos que aguzan la visión histórica de los iconos patrióticos: la bandera española.

En un catártico viaje realizado en tren a una zona del sureste de España y en busca de mis ancestros, pude contemplar como un país, dividido en dos, ideológicamente hablando, hacía ondear la bandera patria con una naturalidad pasmosa.

Yo soy catalán de nacimiento y de convencimiento, pero mi familia fue una de tantas que emigró a Cataluña en plena recesión económica de la postguerra, con las ansias y la ilusión de poder tener algo más que llevarse a la boca que un mendrugo de pan o una cáscara de naranja. Mi padre, que en paz descanse, proveniente de un pequeño pueblo de la "estepa" sevillana, siempre estuvo agradecido a esta región/comunidad que le dio un trabajo, una familia y sobretodo, una estabilidad. Y él no entendía de banderas. No. Jamás se planteó colgar en nuestro balcón la bandera española, la bandera andaluza o la bandera catalana. Quizás éramos plurales y equitativos con nuestro entorno.

Volvamos a ese viaje, en forma de huída vacacional, con la vista clavada en la ventanilla. Un recorrido por tierras catalanas, valencianas y murcianas, con un paisaje variable, pero acorde con las planícies prelitorales. No hemos de negar la belleza de una zona donde las huertas hacen acto de presencia con sus árboles frutales y sus variopintas plantaciones de hortalizas. Entre tanto verdor y a medida que bajábamos más hacia al sur, en uno de los feudos históricos del sector republicano, comenzaron a aparecer unas manchas rojas y amarillas en el horizonte, superpuestas en las casetas de los aperos agrícolas o directamente, en las viviendas particulares de los terrenos cultivados. Pensé que serían algún tipo de señalización para ubicar dichos huertos, pero no, era una infinidad de banderas españolas. Quilómetros y quilómetros de banderas españolas salpicaban el espacio terrestre, como si la propia naturaleza hubiese formado parte de una manifestación política dictatorial de imposición.

Hagamos un poco de historia. En el año 1785, Carlos III aprobó esta bandera en un momento de paz interna, en una España unida pero decadente y con fuertes rebeliones políticas en las actuales comunidades históricas. Con la II República (1931-1939) ésta fue prohibida para utilizarse la tricolor (amarilla, roja y violeta) y con la toma de poder del general Franco se volvió a retomar la misma bandera rojigualda como símbolo imperialista y de poder, eso sí, aplicando el emblema zoomórfico del águila para reforzar la calidad de dictador como "rex totus Hispaniae". La democracia, sorprendentemente, mantuvo una bandera que durante más de 40 años ha provocado hambruna, penuria, juramentos de sangre y muerte, eso sí, cambiando al circunspecto aguilucho por el escudo monárquico. Pero para aquellos que ya peinamos canas deberíamos ejercitar más nuestra memoria histórica (eso a lo que tanto miedo tiene el PP) y quizás cambiar nuestros signos identitarios y de paso, renovar un himno compuesto también en la época carlista pero utilizado como banda sonora del período franquista.

En un país vanguardista en el diseño y el arte como es el nuestro, ¿somos incapaces de romper con el pasado e innovar un nuevo estilo patriótico?. ¿Es que aún planea el fantasma totalitario de respetar la bandera española como signo unitario?. De ahí que no se pongan de acuerdo con la letra del himno español y es que quizás no tenga sentido ponerla en una España dividida cultural y políticamente.

Lo más recalcitrante de todo es, volviendo a mi viaje, que al llegar a mi destino, pregunté de forma diplomática, cuál era el motivo de tanta exaltación patriótica. La contestación fue llana y sencilla: "El fútbol". ¿No es hora ya de aparcar ese acontecimiento deportivo reconvertido en forma de bandera después de 45 días de "gloria nacional" cuando en ningún informativo se hacen eco ya de la gesta conseguida no por España sino por la "selección española"?.

Para aquellos que piensan que los catalanes somos los que más "paseamos" nuestra identidad decir que en Cataluña se pone la "senyera" el día 11 de Septiembre y que ésta se retira al día siguiente y si, por ejemplo, gana el Barça se extiende la bandera del club, no la bandera catalana y a los pocos días se quita. ¿Quizás los criticados y vilipendiados catalanes somos más cautos en nuestras demostraciónes patrióticas o no necesitamos verificar nuestro bagaje cultural y político constantemente?.

Estoy defraudado con el simplismo de la población de este país que no analiza sus símbolos. La identidad de las personas depende de su hábitat y de su zona de convivencia y uno no es más español o catalán por ser de Girona o de Madrid. ¿Por qué no apostamos por un regionalismo predicado atávicamente por infinidad de pensadores e incluso escritores, y dejamos en paz ese símbolo amorfo llamado España que de por sí jamás ha existido como una unidad indisoluble e identificatoria?. ¿Por qué no hacemos como nuestros sabios padres que aprendíeron a respetar aquellas comunidades a las que emigraban para poder subsistir y aparcaban el sentimiento españolista?. ¿Es tan complicado entender las diferencias y aceptarlas?

Al final de toda esta argumentación siempre aparece esa máxima conformista de que "que cada uno piense lo que quiera". Pero es que parece ser que cada vez más la gente piensa menos. Y ante tal panorama solo me quedan fuerzas para hacer un viva: ¡Viva el planeta Tierra!. ¡Viva!.
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