jueves, 30 de abril de 2015

SANGRE ESTIGMATIZADA

Apartado del mundanal ruido de noticieros, rotativos y tertulias varias, he intentado en este impás de dos años, sobrevivir inmerso en el caos de los dimes y diretes de una sociedad abstraída por el exceso de información, de las mentiras de los vocingleros y sobre todo, permanecer en esa clase social llamada media tan difícil de mantener en los últimos años.

De vuelta, quizás con renovadas fuerzas, quizás porque quién tiene una nueva voz quiere ser escuchado, quizás porque las mordazas cada vez son mayores, este blog inicia un nuevo periplo, remozado y con menos papel de celofán del que más de un prócer de este país quisiera que estuviera envuelto.

Y, verbigracia, quisiera decir unas palabras sobre, bienvenidos verbos, una noticia que me ha puesto los pelos para colgar llaves. Europa, ese viejo continente al que se le llena la boca de grandes pactos, de leyes cocinadas en Estrasburgo y sobretodo de una solidaridad edulcorada al parecer sin límites, se rasga de nuevo las vestiduras ante la diversidad de sangres.

Famosas son las batallas por el fluido vital a lo largo de la historia donde la hemoglobina azul y la roja no se entendían como conceptos científicos sino de potestad. Sangre negra derramada en los campos de algodón norteamericanos pero también en las plantaciones del tabaco cubano en períodos decimonónicos. Sangre santificada en cuerpos de mártires que han rellenado miles de reliquiarios de devota advocación.

1981. Primeras noticias sobre un virus que destruía el sistema inmunológico. La vista puesta en la comunidad gay. Insignes fallecimientos de polillas de armario que vieron la luz cuando su estado físico hizo intuir el temido SIDA como Rock Hudson o claros adalides del libertinaje como Freddie Mercury. Miles de anónimos infectados por la promiscuidad. ¿Sólo de homosexuales? ¿Esas jeringuillas compartidas portadoras de la muerte en forma de heroína eran usadas sólo por los gays? ¿Todos los heterosexuales siguen usando métodos anticonceptivos para evitar enfermedades de transmisión sexual? Que se lo digan a las prostitutas que tienen auténticos problemas para convencer a sus clientes para usar un simple condón...

Todo este panegírico viene a colación de esa noticia relacionada con la prohibición a los homosexuales para donar sangre por la mayor posibilidad de haber contraído enfermedades sexuales tipo SIDA, hepatitis C, etc. ¿Y sabéis porqué? Porque según los inteligentes prohombres de esta Europa cada vez más obtusa insinúan que el colectivo gay no está concienciado para usar preservativos, que van todos los días por las calles fornicando alegremente y sobre todo, que no tienen cultura.

¡Ya está bien! Europa, con aportaciones como ésta, estás incitando a la homofobia. Cualquier ser humano de cualquier condición sexual y de género es susceptible de afrontar su libertad sexual con mayor o con menor seguridad. No olvidemos que el mayor índice de afectados por las famosas ETT (enfermedades de transmisión sexual) son hombres de entre 35 y 55 años y heterosexuales. ¿Y estos "pichabravas" heteros son los que me tienen que dar a mí su sangre si la necesitara? Quizás esos politicuchos anquilosados y consumidores de prostitución de lujo sufren en silencio alguna de estas enfermedades disfrazados de tratamientos experimentales en clínicas privadas de alto standing. Es una suposición ¿no?

Tal como estipula la ley española, y espero que estos europeístas recalcitrantes no influencien al ya de por sí influenciable gobierno español, la donación de sangre es privada y no discriminable por raza, edad y mucho menos por la tendencia sexual. Es más, no se puede preguntar las preferencias de alcoba a ese donante que de manera altruista o por un bocata de mortadela, da igual, dona su sangre libremente. Es un insulto a la dignidad. Cada uno folla con quien le da la gana y perdón por la expresión.

Cristo dio su sangre por los humanos, se la hizo beber a sus discípulos en forma de vino para regocijo de la humanidad sin ninguna analítica previa, pero ahora esos devotos de la homofobia, no de un Dios equitativo e igualitario, quieren estigmatizar la fuente de la vida que tanto necesitamos para salvar vida en los hospitales. Seamos coherentes. 
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