Quisiera decir unas palabras sobre los cada vez más presentes nacionalismos en el estado español.
Si el disparo de salida hacia una segregación con esa España cochambrosa de los últimos meses lo dio Cataluña en su multitudinaria manifestación el 11 de Septiembre, el PNB de Urkullu y la independentista formación Bildu han conformado una nueva revolución en Euskadi tras las elecciones autonómicas.
Al gobierno de Rajoy le están creciendo los enanos, pero no los muditos sino los gruñones. Unos enanos que son poderosos y que con pocos esfuerzos podrían ser gigantes. Y es que vamos a ser claros. El discurso españolista es el del miedo, el del terror, el de los colonizadores prepotentes...¡uhhh! que si os separáis de España vais a pasar hambre, Europa no va a querer, os hundiréis en la miseria, ¿en que liga va ajugar el Barça?... ¡uhhh!. Creo que deberíamos darle la vuelta a la tortilla... Si Cataluña y el País Vasco se escindieran con todo su potencial industrial creo que los que se comerían los mocos, con todos mis respetos, serían esos fantasmas que nos quieren infundir pánico.
Y no me gustaría entrar en la problemática solidaria entre comunidades...que ya hemos dado demasiado, al menos en Cataluña. Cataluña, desde la era Pujol y por apoyar el poder españolista, se ha bajado los pantalones y ha recibido mucho menos de lo que debería haber gestionado. Euskadi lo hizo muy bien: consiguió un pacto fiscal propio y personalizado que ha comportado unos recortes menores en educación (los libros escolares son gratuitos), en sanidad (dan cobertura a los sin papeles) y encima el paro es el más bajo de la península con un 14%.
Pero dejemos de lado la cuestión económica autonómica y vayamos a los gritos preclaros de "independentzia, independentzia" de los militantes en la sede nacionalista vasca cuando Urkullu salió a celebrar su aplastante victoria. Creo que Urkullu hará como Mas: según a que pactos llegue con una fuerza polñitica necesaria para gobernar, radicalizará su discurso. Y lo más lógico sería que Bildu fuera el candidato para reforzar ese nacionalismo-indepentismo.
En Galicia, el PP ha sacado mayoría absoluta y los acólitos de Rajoy se han aplaudido a sí mismos diciendo que este resultado ha sido un reconocimiento de la ciudadanía española a los recortes del presidente del gobierno. ¡Perdoooonaaaa!. Semejantes memeces son las que los consejeros políticos recomiendan a sus alumnos, entiéndase Cospedal y Sáenz de Santamaría, para engañar a la multitud. Si ya les va bien que seamos el país con mayor fracaso escolar: cuanto menos estudiemos más fácil será manipularnos. Los gallegos, en una especie de estado de inopia, han optado por el señor Feijoo por dos motivos: el primero porque no hay una oposición consolidada ni en Galicia ni en España y segundo porque el susodicho aún no ha aplicado su política de recortes. Pero ojito con los nacionalistas gallegos que ya tienen entre el BNG y Anova quince escaños en el parlamento gallego.
Por favor, señora Cospedal, quítese ya la peineta de la cabeza y deje de decir sandeces, porqué nadie ha refrendado nada a nivel estatal. ¿Por qué no plantean unas elecciones anticipadas para ver el resultado electoral tras sus tan cacareados recortes?. ¿No tenéis a unos ministros tan chulitos tipo Wert que no se arrepienten de nada para que den de nuevo la cara tras el referéndum?. ¿Por qué no os ventiláis a Rajoy y ponéis al laureado Feijoo como candidato al PP, a ver si los españolitos de a pie que las están pasando putas votan de nuevo a vuestro partido?. No hay lo que hay que tener, eso es lo que pasa...
¡Cuánto hecho en falta la mención socialista de España como estado español! No por ser socialista sino por no redundar en el concepto españolista de España. Desde que está el PP en el poder el estado de las autonomías está tocado de muerte. Pero catalanes y vascos, históricamente saqueados por los mandatarios y sus virreyes, admirados por su capacidad laboral y constancia, aguerridos defensores de sus derechos y su vasta cultura tantas veces usurpada, no quieren saber nada de un nuevo país llamado Esppaña, con dos pes, donde la sombra del franquismo planea como un águila imperial(ista).
