
Justamente después de un mes del inicio del movimiento por la "Democracia Real Ya" y reconvertido en "15-M", se ha vivido una situación patética, ante los preceptos planteados por este grupo pacifista que ha tenido la valentía de levantar a una juventud aposentada por épocas pretéritas de bienestar económico.
De todos son conocidas las imágenes del 15-J donde un grupúsculo de violentos de corte antisistema y bajo el estandarte de los indignados abogaron por la fuerza bruta y las malas formas ante los indefensos y nunca mejor dicho, "consellers" del parlamento que representa a todos los catalanes, incluídos los propios agresores. Y es que, mal que les pese, el estado está vinculado a una serie de leyes recogidas en una Constitución y por extensión, a un Estatut, que dirige a los ciudadanos democráticos. Los principios anárquicos no han funcionado nunca y no está, señores, el vergel para plantear utopías.
La realidad de esta crisis está solapada por Europa e incrementada por el pestillazo de los bancos que se niegan a abrir sus arcas. En un país que siempre ha vivido del crédito no puede sobrevivir si no hay préstamos y mal que nos pese, es así. Que tire la primera piedra aquel que no esté hipotecado, tenga un préstamo personal o tenga una deuda con la Visa. ¿Cómo pretendemos incentivar el consumo y crear puestos de trabajo si no hay apoyo financiero?. Creo que los indignados deberían rendir cuentas a los grandes "capos" de la economía de este país, esos tiburones que viven en otro mundo y dejar respirar a la clase política de la cual ya no se puede esperar nada.
La base de una nación es el pueblo. Y éste está indignado, cabreado y jodido por la labor política y económica de este país. Culpables han sido Zapatero por su talante pero también previamente fue Aznar con su "joie de vivre" monetaria; culpables son los bancos por dar préstamos a porrillo en época de vacas gordas y ahora cierran sus arcas como si fueran usureros y culpables somos los ciudadanos de a pie que creímos que no había clase media y todos pretendimos ser de clase alta con nuestro chalé, el cochazo y la última tecnología a nuestro servicio.
La culpa es de todos y si los indignados se han puesto en marcha que aclaren sus ideales y que plantee acciones inteligentes y consensuadas. Y si es necesario que creen un brazo político, porque los países se han de gobernar y si aún y así, la clase política no nos hace caso (que debería hacerlo ya que los hemos votado) solo nos queda la Revolución. Y si esto sigue así vamos a rememorar tiempos pasados que más valdría olvidar.
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