EL APELLIDO FUNCIONARAL

Quisiera decir unas palabras sobre la elección del apellido por un funcionario cuando la pareja no se pone de acuerdo.

Parece mentira que para cosas banales y materiales nos pongamos de acuerdo rápidamente y no repliquemos en el mundo de la pareja y ante la necesidad de elegir cuál va ser el apellido principal de un retoño se tenga que acudir a la observancia y frialdad de la decisión institucional.

Nos explicaremos. Se ha aprovado una ley en la que el pobre funcionario de a pie que se encuentre en aquel momento en el registro decidirá cuál será el apellido que marcará por vida a un ser indefenso el cuál no puede opinar, si sus padres no han tomado una decisión. Esta problemática ha surgido a raíz de la igualdad de género ya que antes, cuando no se aclaraban sobre el primer apellido, se aplicaba el del padre y se acabó.

Me parece perfecto que en el siglo XXI se plantee la posibilidad de anteponer el apellido materno por motivos personales, sentimentales o genealógicos. Ilustres apellidos de este país dejarán de perderse gracias a esta posibilidad. Lo que me parece excesivo es que un funcionario elija un apellido, que ni le va ni le viene, bajo peligro de que a alguno de los contrayentes no le haga demasiada gracia su decisión y acaben todos en el cuartelillo.

Yo creo que tres días son suficientes para que una pareja que ha de funcionar bien, porque acaba de tener un hijo (que no es una mascota), decida cual es la identidad que marcará a su vástago de por vida. Con todos mis respetos, solo falta que una persona, sea funcionario, sea sacerdote, sea policia, decida la dinastía de cualquier hijo nuestro. Esa es la ley, pero evitémoslo mediante el entendimiento. Gracias.