jueves, 16 de junio de 2011

EL ATAQUE AL PARLAMENTO CATALÁN

Quisiera decir unas palabras sobre lo acontecido el día 15 de junio en el Parlament de Catalunya con los "indignados".


Justamente después de un mes del inicio del movimiento por la "Democracia Real Ya" y reconvertido en "15-M", se ha vivido una situación patética, ante los preceptos planteados por este grupo pacifista que ha tenido la valentía de levantar a una juventud aposentada por épocas pretéritas de bienestar económico.


De todos son conocidas las imágenes del 15-J donde un grupúsculo de violentos de corte antisistema y bajo el estandarte de los indignados abogaron por la fuerza bruta y las malas formas ante los indefensos y nunca mejor dicho, "consellers" del parlamento que representa a todos los catalanes, incluídos los propios agresores. Y es que, mal que les pese, el estado está vinculado a una serie de leyes recogidas en una Constitución y por extensión, a un Estatut, que dirige a los ciudadanos democráticos. Los principios anárquicos no han funcionado nunca y no está, señores, el vergel para plantear utopías.


La realidad de esta crisis está solapada por Europa e incrementada por el pestillazo de los bancos que se niegan a abrir sus arcas. En un país que siempre ha vivido del crédito no puede sobrevivir si no hay préstamos y mal que nos pese, es así. Que tire la primera piedra aquel que no esté hipotecado, tenga un préstamo personal o tenga una deuda con la Visa. ¿Cómo pretendemos incentivar el consumo y crear puestos de trabajo si no hay apoyo financiero?. Creo que los indignados deberían rendir cuentas a los grandes "capos" de la economía de este país, esos tiburones que viven en otro mundo y dejar respirar a la clase política de la cual ya no se puede esperar nada.


La base de una nación es el pueblo. Y éste está indignado, cabreado y jodido por la labor política y económica de este país. Culpables han sido Zapatero por su talante pero también previamente fue Aznar con su "joie de vivre" monetaria; culpables son los bancos por dar préstamos a porrillo en época de vacas gordas y ahora cierran sus arcas como si fueran usureros y culpables somos los ciudadanos de a pie que creímos que no había clase media y todos pretendimos ser de clase alta con nuestro chalé, el cochazo y la última tecnología a nuestro servicio.


La culpa es de todos y si los indignados se han puesto en marcha que aclaren sus ideales y que plantee acciones inteligentes y consensuadas. Y si es necesario que creen un brazo político, porque los países se han de gobernar y si aún y así, la clase política no nos hace caso (que debería hacerlo ya que los hemos votado) solo nos queda la Revolución. Y si esto sigue así vamos a rememorar tiempos pasados que más valdría olvidar.

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