viernes, 22 de abril de 2011

EL CIRCO DE LA SEMANA SANTA

Quisiera decir unas palabras sobre aquellos elementos circunstanciales que se identifican con la Semana Santa.


Año tras año y después de más de 30 años de democracia, España sigue sacando sus mantillas, palmas e imágenes para celebrar la Pasión de Cristo, fiesta religiosa allá donde las haya y reducto ultracatólico del misticismo más rancio, según la plaza donde se realice.


Nadie se atrevió a presentar con tanta crudeza como Mel Gibson el ciclo final de la vida de Jesús y parece ser que España, aunque critique su Iglesia, no se atreve a romper con una tradición enclavada en lo más tradicional del nuestro estado laico y aconfesional. ¿Por qué se lanzan a las calles las personas de bien a contemplar nuestra imaginería barroca cuando a lo largo de todo el año no han calentado siquiera un banco de la iglesia?. ¿Por qué aparece la devoción lacrimógena cuando una cámara de televisión pregunta sobre la figura religiosa o la imposibilidad de contemplar un paso por la lluvia?.


Ciudades como Sevilla o Málaga viven con ilusión su Semana Santa, sin duda, frotándose las manos a la espera de los pingües beneficios de aquellos devotos y falsos fariseos que sienten o en su defecto, pasean palmito ante las procesiones. La tradición es bella pero tampoco es necesario refregar en los medios de comunicación la "importancia" de la Semana Santa, costumbre que se repite ante los usos ancestrales de la España más arribista, léase, sanfermines, ferias de abril varias o carteles de San Isidro.


Los ecos del tradicionalismo íbero varían según el grado de españolismo que destilan y coinciden sobretodo con aquellos "no-do" del período franquista, aunque la voz en off haya sido reciclada. No seamos tan radicales y seamos, a la par, prácticos. ¿Por qué lloran esos mozalbetes cuando no pueden pasear a las vírgenes?. Claro que sí: semanas de preparación, dedicación, devoción o... protagonismo. Parece ser que queda de lo más religioso y patriótico cargarse a las espaldas la imagen de la Macarena o la Vírgen de los Dolores mientras durante todo el año estas grandes estas obras de arte quedan "olvidadas" y relegadas a sus capillas correspondientes. Si se es devoto de Santiago o de la Moreneta no hace falta ir besarla solo en Semana Santa, ¿verdad?. ¿Alguien ha visto como está el Cristo del Gran Poder en pleno mes de junio?. Pues yo os lo diré: más solo que la una.


Y es que esto de pagar 100 euros por una silla en las procesiones, aplicarse las gafas de sol a lo Pantoja y el gritar vivas y salves ante una imagen de respeto no es una moda sinó una convicción y aquellos que lo hagan por aquello de lo que dirá la vecina purgaran sus pecados en el Juicio Final. Amén.

3 comentarios:

  1. Estimado Sr:

    Me dirijo a usted con respeto. He leído su atento artículo. Me gustaría hacerle una sencilla pregunta:

    ¿Que tiene que ver para que unas personas creyentes, gente como tú y como yo, veneren sus creencias como deseen y saquen sus símbolos y sus representaciones? No cree que, tal vez, tenga usted muy mala idea...si piensa igual de todo aquel que no piensa como nosotros?

    Un cordial saludo.

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  2. Un gran artículo.

    Actualmente la Semana Santa se alimenta básicamente de 2 cosas: el turismo y la peculiar forma de devoción religiosa de algunos.

    El turista llega, y estupefacto ante esa extraña manera de demostración religiosa, inmortalizan en sus cámaras digitales para luego mostrarlo a sus asombrados familiares.

    Ese mismo turista, unos meses después, hace un viaje al corazón de África, donde retrata a un chamán esparciendo humo y escupiendo agua sobre varios miembros de su tribu para purificarlos.

    Más tarde, en su ordenador, clasificará todas esas fotografías en la misma carpeta: "Ritos religiosos curiosos".

    Y dada la popularidad y recaudación municipal de todo el espectáculo, los alcaldes nunca dudan en cortar la calle que se desee, movilizar al personal del ayuntamiento para echar una mano a una cofradía o ceder almacenes para guardar pasos y material y escuelas y recintos para el ensayo de los músicos.

    Luego está todos esos papones. A unos pocos realmente les mueve la fe. Pero la inmensa mayoría sólo visitan iglesias en eventos BBCE (bodas, bautizos, comuniones, entierros).

    ¿Qué les hace entonces, durante esa semana, ponerse esas extrañas vestiduras y pujar por un paso? ¿No será más bien un deseo de pertenencia a un grupo, hermanado por unos días? O también el deseo de seguir una tradición familiar (cuéntense los casos de papones que no tengan familiar o amigo en una cofradía, no son muchos que digamos).

    Mi pregunta es: ¿qué necesidad hay de montar todo ese espectáculo? ¿Es necesario todo eso para conmemorar la muerte de Jesús? ¿No es, en realidad, una forma anacrónica de demostración religiosa, que sigue viva por los motivos mencionados anteriormente?

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  3. creo que no hay ningún problema en la celebración de la Semana Santa, lo que entendí que el joven que planteó la temática es que van a mostrar protagonismo en esta época cuando en el resto del año, están ausentes de toda devoción, de toda fe, y no hay concordancia con lo que muestran en esos días con lo que hacen en su vida diaria.
    Y es que la fe es algo que se vive diariamente no solamente en un día o una semana. Y realmente querer hacer esto en una semana es falta de respeto con el Señor.
    Se espera que si hace la celebración que no es arcaica simplemente, sino que ocurrió en una época en la que las situaciones fueron como tratan de representarlas ahora, sea para continuar y mantener una verdadera fe durante el año, pero también celebraciones que no se pueden modernizar, porque en la mayoría de los casos con el mdoernismo viene el superficialismo y así se van perdiendo muchas cosas que aporta esta forma de celebración de la Semana Santa.
    De toda forma los invito a quienes entren a este portal que oren al Señor pidiendo iluminación sobre como obrar en todo momento.
    Chao!

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