EL CONDÓN DEL PAPA

Quisiera decir unas palabras sobre la problemática profiláctica del Papa.

En este suma y sigue sobre la siempre polémica dialéctica del Santo Padre de nuestra iglesia, parece que ha habido un halo de sentido común, tachado por muchos sectores como "modernidad" en el seno de la Iglesia en mayúsculas.

Mi primera gran duda es preguntarme si este adalid del cristianismo vive en el mundo real o en la corte celestial, rodeado de su mandorla y el Tetramorfos. La realidad mundana de esos feligreses que van a misa o de aquellos que por ser simples humanos y por ende, expulsados del paraíso, es el pecado "per se". Mentimos, fornicamos, envidiamos y comemos más de la cuenta de manera constante y todo ello según los atributos designados por Dios que nos hizo a su imagen y semejanza (sic).

Y como común pecador que es el Papa debería dejar de lado su conchaveo divino y contemplar la realidad cotidiana de las estadísticas: cada minuto muere una persona por el Sida en África. No se puede llegar a ese continente y decir que no se ha de usar el preservativo cuando la única manera de evitar muertes es su uso incondicional. ¿Y se hace llamar cristiano una persona que está apostando por la muerte?. ¿Quizás se ha transfigurado en el angel exterminador del Apocalipsis?.

Hace unos días aceptó el condón para uso exclusivo de las prostitutas del tercer mundo. Ayer lo aceptaba para toda meretriz viviente de cualquiera de los posibles mundos, hasta el divino porque la Biblia dice que las primeras mujeres que entraran en el cielo serán las rameras. Quizás se ha repasado el Sumo Pontífice el Nuevo Testamento y de ahí esa derivación humanista.

En su libro-entrevista "La luz del mundo", el cual se va a vender como churros para usufructo del bolsillo papal y por extensión, de la saneada banca vaticana, deja bien claro que "también un pontífice se equivoca". Bienaventurados aquellos que reconocen sus defectos porque suyo será el reino de los cielos.

Pero la cosa sigue sobre los abusos sexuales en el seno eclesiástico. Dice literalmente: "Los hechos no me cogieron por sorpresa pero las dimensiones fueron para mí un verdadero shock". ¡Qué lástima!. Y yo que pensaba que con la anterior declaración había iniciado un acto de redención...¿No os parece irónico el comentario?. Ya pasaron los siglos del veto clerical y en el siglo XXI, en un mundo globalizado, todos los seres humanos son iguales ante la ley y ante Dios y si han abusado de un menor, sea quien sea, han de ser juzgado por las leyes de los hombres porque Dios o el Diablo, si existen, ya los juzgarás en los infiernos.

Además, la carne es débil y el voto de castidad es el que peor llevan los siervos del Señor. Ante el pecado de la carne, porque la tentación se presenta de mil maneras, los sacerdotes, por muy santificados que estén, no están inmunizados ante las enfermedades de transmisión sexual. Que tal el uso del condón...¿no os parece?.