SOBRE EL BAROMETRO DEL CIS PARA LAS PRÓXIMAS ELECCIONES GENERALES

Quisiera decir unas palabras sobre la intención de voto de los españoles de cara a las próximas elecciones generales.

Hace unos días os advertíamos del ya constatado "efecto Rubalcaba". Este nuevo candidato a la presidencia por parte del PSOE y perro viejo en lides políticas se ha de enfrentar al quemado y necesitado de gobernar Rajoy el próximo mes de marzo. Hasta el día de ayer los barómetros daban una abrumadora mayoría al PP, que incluso podría haber llegado a gobernar con mayoría absoluta y eso tiene sus pros y sus contras.

Rubalcaba, sin apretar el acelerador y con su mera presencia, ha conseguido recortar 3,3 puntos al PP. De nuevo, el señor Rajoy, preguntado por los medios antes de entrar en el Congreso sobre este drástico recorte ha dado la callada por respuesta, una táctica muy habitual últimamente del líder derechista (verbigracia dimisión de Francisco Camps). No es de extrañar que en el propio estudio aparezca Rajoy menos honesto, menos eficaz y menos dialogante que Rubalcaba y eso cae por su propio peso. Si ahora es así que es un simple candidato, ¿qué pasará si llegan al poder Mariano y sus acólitos?. ¿Tendrá todo esto unas ciertas reminiscencias totalitarias de hace unos 50 años?.

Sin duda, a día de hoy, el PP ganaría las elecciones, con un candidato que tiene un 3,58 de valoración en comparación a un Rubalcaba que lo supera en más de un punto, es decir, 4,62. Entonces, ¿por qué los españoles se empecinan en querer votar a una persona mal valorada, poco honesta y considerado un precario dialogante?. No aprenderemos nunca. Seguiremos siendo siempre las dos Españas, cada uno con sus fanatismos y obsesiones, de sonrisas falsas ansiosas de poder y sin la posibilidad de encontrar una alternativa política al sistema anquilosado en el que tenemos que votar sí o sí a los mismos ideales y partidos desde el año 1982.

Veremos que argucias inventará el PP para tirar por tierra este barómetro, en esa línea de no presentar ideas políticas y jugar a conseguir la presidencia de un país con más de 40 millones de españoles que han de comer cada día y pagar su casa. Menos jueguecitos cortesanos y más alternativas a esta España hundida y alicaída.