jueves, 16 de septiembre de 2010

LA DECISIÓN DE LA IGLESIA CATÓLICA BELGA

Quisiera decir unas palabras sobre la decisión tomada por la iglesia católica belga en relación al castigo de sus curas pederastas.

Estamos ante 475 víctimas más de los tratos vejatorios de los llamados guías espirituales de nuestra religión a los que hemos de rendir una teórica pleitesía y respeto vocacional y que han formado parte de nuestra educación y de nuestras convicciones. Una vez más, la reacción oficial de las altas jerarquías eclesiásticas ha sido tibia y totalmente decepcionante. Textualmente, el arzobispo de Bélgica ha hablado de "errores del pasado" y "una disponibilidad máxima para las víctimas". Pero ninguno de ellos habló de imposición de castigos a los 90, repito, 90 sacerdotes, no presuntos sino identificados, pederastas que siguen impartiendo su falsa fe.

Y es que tienen las santas narices de decir que a partir de ahora "la Iglesia escuchará a las víctimas". Pero, ¿dónde vamos a llegar?. ¿Qué víctima va a querer escuchar un consejo de su maltratador?. ¿Una mujer violada impunemente por un psicópata escucharía una sola palabra de ese violador?.

El poder de la Iglesia, desde su instauración como poder fáctico, ha sido intocable, bajo pena de excomunión, entre otras muchas lindezas inquisitoriales conocidas de sobra por todo el mundo. Si han violado a criaturas indefensas tienen que ir derechos a la cárcel, sin impunidad absoluta, y perder su total potestad como teólogos y como pedagogos.

Si nos remitimos a la Biblia, en ninguno de sus puntos se habla de la castidad de los apóstoles y mucho menos de San Pedro que fue el primer Papa. Por ende, si los padres de la Iglesia podían estar casados, tenían novias o fornicar con prostitutas, que por algo es el oficio más viejo del mundo, ¿porqué no relajan sus bajos instintos los curas con las infinitas posibilidades matrimoniales, carnales u onanistas que existen desde el inicio de los tiempos?.

Seamos claros, o mejor, preclaros...La pederastia o necesidad de mantener relaciones con menores de edad es una enfermedad tratable a nivel psicológico. Si alguna persona de a pie, sea cura o no, siente esos impulsos, que inicie un tratamiento inmediato porque las criaturas no tienen culpa de las paranoias de los adultos. Y si aún así no lo pueden superar, que sean lo suficientemente hombres y pida su castración quirúrgica directamente, aunque tampoco estaría de más imponer la pena capital voluntaria para estos casos.

Señores eclésiásticos...no hay perdón ni salvación divina ante unos degenerados que por ser unos reprimidos sexuales utilicen a menores para actos nefandos. Si no pueden soportar el voto de castidad, que se deshagoguen, como hacemos todo el mundo, y si no que se hagan célibes de clausura o que se pongan un cilicio en el pene, pero por favor, que no pongan más en práctica la inocente máxima dicha por Jesucristo de "dejad que los niños se acerquen a mí".

4 comentarios:

  1. aqui la iglesia cumple su maxima:
    "HAZ LO QUE DIGO; PERO NO LO QUE HAGO"

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  2. A Dios rogando y con el mazo dando... qué preclara también la sabiduría popular... Pues para nuestro compleaños tenemos en Barcelona a B-26!!! Que Dios nos coja confesados...

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  3. B-16 quería decir,... que me lío de los nervios...

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  4. Otra cosita: B-16 no es un invento mío..., pero está bien, no??? Así no hay que pronunciar el nombre de la bestia...

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