jueves, 30 de septiembre de 2010

EL BALANCE DEL 29-S

Quisiera decir unas palabras sobre lo acontecido en la jornada de huelga general del día de ayer.

Ese derecho constitucional y democrático llamado huelga y que tan bien funcionó en el período iniciático del postfranquismo ha perdido su fuelle. Este intento de paralizar el país a base de la cada vez más politizada actuación de los sindicatos y de la acción de unos piquetes cada vez más agresivos, me lleva a plantear la necesidad auténtica de esta huelga, en esta situación y en este momento.
Vayamos por partes: los señores Toxo y Méndez, adalides de sus respectivos sindicalismos, han atacado vilmente a un gobierno que está tomando decisiones drásticas ante una situación difícil y que tendría las mismas consecuencias si en el gobierno estuviera implantado un partido de centro o uno de derechas. Ayer, la calle clamaba, demostrando un cierto grado de incultura política, un cambio de gobierno. ¿Alguien se cree que con Rajoy la situación va a mejorar?. No olvidemos que ya no existe íntegramente una España, sino que ésta depende de Europa.

Lo que no es constitucional es la obligatoriedad a la huelga. Se quería dejar al país sin medios de transporte. La democracia aboga por la decisión personal o popular en sus actos reivindicativos dentro de una normativa y los sindicatos pretendían, recordando la forma de urdir de los tiempos dictatoriales, que nadie pudiera desplazarse. Como esta estrategia les falló con la implantación lógica de unos servicios mínimos y ante el miedo de que ésta fuera una huelga general mediocre, azuzaron al pueblo, el mismo que hace cuatro años alardeaban de altoburgueses, para provocar piquetes de acción y no de información, como tendría que ser la norma. En una situación como ésta, a los que quieren trabajar hay que explicarles cuál es la situacion, incitarles con la palabra a la inmovilidad e incluso gritarles, si se quiere, el obsoleto insulto de "esquirol", pero nunca hay que coartar la libertad a decidir si se quiere trabajar o no. Dadle el poder al pueblo y éste lo convertirá en un comunismo totalitario tirando por los suelos la utopía de Marx o de Engels.

Y ante la duda de ciertos cronistas decir que los antisistema que actuaron ayer en Barcelona no pintan nada con el derecho a la huelga ni con el sentimiento catalán. Por favor, que no desbarren los españolistas con este tema, porque no hay que confundir la velocidad con el tocino.

Acabaré diciendo que yo estuve en huelga por convicción y por solidaridad, no por obligación. No perdamos nunca la democracia ni nuestro derecho legítimo a la manifestación.


2 comentarios:

  1. Muy bien Xesco! no dejas ningún resquicio, como siempre pienso igual que tú.

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  2. Hacer huelga sin esperanza pero, al menos, nos queda el catártico derecho a la pataleta y el lejano recuerdo de una dignidad proletaria que generaciones anteriores reivindicaron y defendieron arriesgando casi siempre su integridad. En este mundo donde todo es veloz, vale la pena de vez en cuando echar la vista atrás aunque sea para tomar impulso.

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