Quisiera decir unas palabras sobre la feliz vuelta al trabajo de los empleados de este país llamado España. Aunque parezca mentira y sin tiempo para las consabidas depresiones postvacacionales, el trabajador de a pie, se ha plantado este mes de septiembre como unas castañuelas delante de su jefe haciendo todos los parabienes habidos y por haber para mantener su lugar de trabajo.
Y es que, como decía mi madre que en paz descanse, el horno no está para bollos.
Esta larga e imperecedera crisis nos ha llevado a cambiar nuestro concepto laboral y ahora a cualquier empleo se le llama "bueno". Dejando de lado si hay personas mejores o peores preparadas para un puesto de trabajo, lo único que importa es traer una nómina a casa, aunque sea con un sangrante ERE, y que, infelices de nosotros, en un futuro afectará a nuestro subsidio de desempleo.
Una extraña felicidad en la cual la degradación ocupa un lugar de excepción. Y es que para conseguir un trabajo la gente rebaja la categoría de sus currículums, las mujeres frenan su opción de embarazo por miedo a no ser elegidas, la gente trabaja enferma para no pedir bajas que puedan comportar un despido y así una larga retahila de "pánicos laborales" varios. Aunque el peor fantasma es el del "no cobrar", que planea por demasiadas empresas, que por quiebra o por una mala gestión empresarial, no pueden hacer frente a las nóminas de sus empleados. Tampoco podemos obviar a aquellos trabajadores autónomos honestos que hace años (no olvidemos que llevamos tres años de crisis) no reciben su sueldo íntegro porque antes pagan a sus proveedores y luego cobran las migajas que su negocio les deja.
Así que, felices currantes hispanos del siglo XXI, no os quejéis de vuestras ocupaciones actuales porque con el fin del capitalismo solo nos falta volver al vasallaje feudal y a la especialización obligada de los oficios. Y sinó, siempre nos quedará hacer oposiciones a la administración de este país, porque aunque el gobierno recorte el 5% del sueldo de los funcionarios, éstos lo tienen asegurado de por vida. ¡Un trabajo seguro!. Eso sí que sería felicidad...
¡Que me lo digan a mí! Lo peor de todo, a largo plazo, porque a corto nos ahogamos todos, es que se están perdiendo de un plumazo los derechos que tanto costó conseguir. Ahora, el FMI recomienda a España que rebaje la protección a los contratos indefinidos. A mí me pone un montón la igualdad, pero ¿podríamos igualarnos al alza y no a la baja? Si todos acabamos muertos de hambre y pena, acabaremos por devorarnos. Ya ha empezado un poco...
ResponderEliminarLlego a mi trabajo y me encuentro una compañera que me dice con desgana "ya estamos aquí otra vez..." y yo le contesto quién tiene un trabajo tiene un tesoro. Qué razón tienes, Xesco, hace años que vengo diciendo que cada vez estamos mas cerca el "medievo".
ResponderEliminarMenos mal que tenemos nuestros blogs para llorar nuestras penas, porque sin ir más lejos yo soy el autónomo "que recoje las migajas que su negocio le deja". Yo ya he dejado de ser optimista y desde entonces solo escucho la canción de Fangoria "Miro la vida pasar" y la aplico día a día. Gracias guapas por vuestros comentarios.
ResponderEliminarahi las dao, pero quisiera recalcar que en este pais para tener un buen puesto de trabajo no hace falta ser puntual, serio, trabajador, etc..., si no con el simple hecho de tener las rodillas gastadas de tanto estar a cuatro patas ya son los puntos necesarios para tener un puesto de trabajo bueno, y esto ya pasaba antes de la crisis, imaginate ahora
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